La Santísima Virgen María es nuestra intercesora ante Jesús, como en las bodas de Caná (Juan 2,1.12). Ella nos enseña lo que debemos hacer para lograr nuestra salvación. Sigamos sus pasos en obediencia y amor; e imitemos todo cuanto nos enseña, para acecarnos y llegar a su Hijo.

La Madre Santísima, nunca nos pide que le oremos a Ella; sólo pide que sigamos y coherentemente vivamos como su Hijo nos enseñó. Las cinco piedritas que nos da la Virgen María son muy importantes para nuestro crecimiento espiritual, para fortalecernos, para crecer en gracia y para amar cada vez más las cosas del cielo, y preferirlas sobre las que se nos ofrecen en el mundo.

La primera piedrita es el Sacramento de la Confesión o reconciliación. Jesús, a través de cada sacerdte, absuelve tus pecados, y te permite obtener la gracia.

La segunda piedrita es la Sagrada Comunión: Al obtener la gracia, tu cuerpo y alma se convierten en un sagrario digno para recibir el Cuerpo y la sangre de Jesús en la Sagrada Comunión. El mejor alimento para el alma, y la mejor muestra de amor que te ha dado Jesús, al convertirse en un pedacito de pan para que puedas recibilrle sacramentalmente.

La tercera piedrita es la Lectio Divina: «..El verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros…». A través de la Palabra la Santísima Trinidad te habla: recibes la Palabra de Dios, y de El a través de su Hijo Jesús, y el Hijo te dejó el Espíritu Santo y a cada evangelista para promover sus eseñanzas y acercarnos a la Santidad.

La cuarta piedrita es el Santo Rosario: Con esta hermosa oración, centrada en Jesús, contemplas cada día, los misterios de la vida del Salvador y pides a la Santísima Madre que interceda por tus necesidades.

La quinta piedrita es la Oración. Esta debe ser profunda, de corazón, con amor, sinceridad y humildad: (Mateo 6,1-15)

Si sigues estas piedritas que te ha dejado la Santisima Virgen María, tu madre en este camino para seguir a su HIjo, lo encontrarás y tu vida salvarás.