Cuando Jesús comenzó su ministerio público, Judas se convirtió en uno de sus doce apóstoles. En el arte, generalmente se lo representa con una llama sobre su cabeza y una imagen de Jesús en sus manos. La llama nos recuerda que San Judas estaba presente en Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles. La imagen de Jesús en sus manos es una referencia a la historia del rey de Edesa. El rey tenía una enfermedad grave que nadie podía curar. Cuando San Judas lo visitó, ¡le mostró una imagen del rostro de Jesús que llevaba y el Rey se curó al instante! Debido a este milagro, St. Jude es considerado el Patrón de los casos sin esperanza.