El Espíritu Santo habita en ti, desde que recibes el sacramento del Bautismo, por el cual se te es borrado el pecado original. Es decir que quedas más que purificado, limpiecito de alma, para seguir en el camino de la santidad. Cuando tu amor primero es Dios, y tu pensar, sentir y hacer están alineados con sus enseñanzas, basados en su amor y serle fiel, tu serás templo del Espíritu Santo, y Él se moverá en tí. Cuando cambies tu camino, y decidas dejar de ser amigo de Dios, y de actuar, pensar y sentir teniéndole a El como el centro en tu vida, el Espíritu Santo saldrá de tí, con la esperanza de regresar nuevamente, cuando decidas de nuevo, poner a Dios en primer lugar.